Algunos especímenes del reino animal son capaces de regenerar un miembro perdido tras alguna eventualidad donde su supervivencia haya sido comprometida, como ejemplo podemos nombrar algunos lagartos, pez cebra o los tritones.

No cabe dudas de que la manera en que su anatomía sana dista mucho de la de los seres humanos, sin embargo, es posible que en el futuro seamos capaces de adquirir esta habilidad mediante una evolución artificial.

El accionamiento de estas habilidades de regeneración han sido estudiadas por varios años, recientemente algunos exámenes sugieren que tal hazaña podría recrearse en ratones de laboratorio. Los científicos confían en que de ser correcta su hipótesis los humanos podrían adquirir una capacidad de regeneración similar y poder recuperar miembros perdidos o partes del cuerpo que hayan sido seriamente dañadas.

¿Cómo Llegaron a tal Suposición?

Los equipos involucrados han catalogado y clasificado durante los últimos años una lista de genes responsables de dotar a ciertos animales con la capacidad de regenerar parcial o completamente los tejidos dañados.

Según los estudios, algunos de los genes catalogados tienen un homólogo en el ser humano, sin embargo,  este no se activa cuando se pierde un miembro y lamentablemente este no vuelve a regenerarse.

Debido a que los genes tienen una estructura bastante similar, los investigadores sospechan que no son estos los que activan la regeneración, sino la secuencia de ADN que gestionan su comportamiento.  

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Los investigadores de la Universidad de Duke, aseguran que si conocen a plenitud cómo funciona el proceso de regeneración se podrán llevar a cabo avances importantes sin precedencia y permitir  que el ser humano desarrolle una capacidad de regeneración hasta ahora soñada.

La meta es obvia, desarrollar un método que permita manipular los genes que regulan la regeneración y despertar todo su potencial.

El pez cebra es capaz de regenerar su corazón y miembros, por lo que su estudiar cómo funciona su regeneración permitió que los científicos identificaran una secuencia reguladora de tejido. Las cadenas de ADN identificadas activan los genes en el lugar donde la lesión ha ocurrido y pueden ser manipulados para regular el grado de eficiencia con la que estos animales pueden regenerarse.

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Una vez se redujo la secuencia de regeneración conocida como TREE (por sus siglas en inglés) a su versión más corta, notaron que podían ser separadas en dos partes. Cada parte activaría los genes en el corazón y aleta herida. Fusionando esta secuencia con genes responsables de la regeneración, dieron con un pez transgénico con habilidades de regeneración muy superiores.

Repitiendo el experimento en mamíferos, los investigadores insertaron TREE en un gen conocido como lacZ. Observaron que la secuencia reguladora logro activar los genes en las patas y corazones lesionados en ratones de laboratorio.

Los estudios estan lejos de terminar, sin embargo, es una hazaña increíble dotar a un mamífero con una habilidad de regeneración tan potente.

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Los beneficios para la humanidad serian milagrosos, los atletas podrían recuperarse de sus lesiones profesionales de manera mucha más rápida y eficaz, algunas  terapias de regeneración se verían simplificadas y potenciadas y por supuesto, personas que han pasado por la traumática experiencia de perder un miembro tendría la posibilidad de regenerar partes de su cuerpo o tejido seriamente dañado para el caso de quemaduras.

Identificar secuencias como el TREE es vital para que los experimentos puedan ser perfeccionados y eventualmente ser usado en seres humanos.